Reconciliación
Para poder entender es importante aclarar algunos conceptos importante, según Wikipedia: la reconciliación es el restablecimiento de la concordia y la amistad entre dos o más partes enemistadas. El término «reconciliación» viene del latino reconciliare que significa «recuperar, reconciliar». Originalmente, el término se refería en primer lugar a la relación entre Dios y los hombres, con lo cual se producía un cambio en la forma como los hombres se relacionaban entre sí.
El Rencor es un estado de enojo profundo y persistente; un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma el cuerpo y la mente.
El Perdón consiste en esencia en que el perdonante, que estima haber sufrido una ofensa, decide a petición del ofensor o espontáneamente, no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su enojo, ira o indignación.
PASOS SEGUROS PARA LOGRAR UNA RECONCILIACIÓN EFECTIVA
“La peor reconciliación es mejor que el mejor divorcio”, dijo una vez Miguel de Cervantes Saavedra.
Nadie tiene la última palabra en cuanto a qué hacer cuando los problemas del corazón hacen su aparición. Es bueno escuchar las apreciaciones de aquellas personas que tú consideras de confianza y que te pueden aconsejar con sensatez. Escucha varios puntos de vista, pero nunca dejes a tu instinto (o corazón, como quieras llamarlo) por fuera de la discusión.
Si el corazón está pidiéndote a gritos volver con tu pareja, lo primero es aceptar ese sentimiento y no rechazarlo porque es más doloroso. Lo segundo, y más importante, evaluar con cabeza fría si el origen del rompimiento es una señal de algo más que un no entenderse en el diario vivir.
Una crisis se gesta a partir de “la pérdida del respeto, la confianza y la intimidad”, afirma Virginia Todd Holeman en su artículo ‘Reconciliación marital’, publicado en la revista de Psicología y Cristiandad. A partir de allí los problemas de pareja que llevan a un rompimiento se complican. A continuación citaremos algunos consejos dados por expertos en psicología que podrían allanar el camino a una reconciliación exitosa.
Identifica la clase de conflicto que dio pie a la ruptura. El psicólogo experto en terapia de pareja, Robert Bolton, identifica tres tipos de conflictos: los emocionales, de valores y creencias, y de necesidades. Con conflictos emocionales el autor se refiere a la necesidad de afecto y cuidado mutuo. Los conflictos de valores y creencias están enfocados a la crianza de ambos, factores como religión y los conceptos de lo que es ‘bueno y malo’, que acaban por incidir en la vida en pareja a la hora de entenderse mutuamente. Los conflictos de necesidades se entrelazan con los emocionales, porque aluden a aquellos factores que cada uno demanda para sentirse pleno; muchos de ellos involucran a las actitudes del cónyuge.
Dialogar. Consejo tan machacado por todos los terapistas, y sin embargo tan vigente. Bolton considera vital las habilidades para resolver el conflicto y la preocupación por el otro a la hora del ‘cara a cara’. En este punto hay que retornar a la sinceridad que proporciona la amistad y exponer todos y cada uno de los conflictos (ya mencionados) que hacen que las cosas no vayan bien. Nada, absolutamente nada que afecte a la otra persona puede ocultarse.
Los porqués. Es hora de dar la explicación a las acciones que nos llevaron al rompimiento, aquí reaparece el conflicto de necesidades. Cada uno tiene diferentes necesidades personales, que a menudo chocan con las de ese otro ser al otro lado de la cama. Para lograr el perdón y la reconciliación verdadera no hay otra alternativa que saber las razones por las que ya no nos sentimos tan cómodos, exponerlas será la única manera de humanizarnos entre sí y evitar el resentimiento o el odio.
Erradicar el egoísmo. Tener una relación seria es un manifiesto implícito de que sacrificamos parte de nuestra individualidad en pro de la unión con alguien más. Aaron Ben-Zeév, psicólogo y filósofo de la Universidad de Haifa (Israel), identifica al egoísmo como la principal causa del resquebrajamiento emocional. “Vale la pena la reparación cuando el prospecto de cambio es significativo”, dice el experto refiriéndose a que cuando se actúa pensando única y expresamente en las necesidades propias, desconociendo las de la otra persona, no es nada alentador el futuro de esa reconciliación.
Ojo con el lenguaje a la hora del diálogo. Ben-Zeév aconseja no utilizar un lenguaje apocalíptico, apelar al drama a la hora de exponer tus argumentos lo único que hace es ahondar la crisis, y violentar la posible calma del interlocutor. “Un tono positivo y neutral es más exitoso que el negativo para alcanzar una reconciliación”, agrega el experto.
Una negociación en la que no haya un perdedor. No hay reconciliación si cada uno no sacrifica algo y al mismo tiempo le reconoce algo más a su pareja, ambos deben ponerse de acuerdo sobre las reglas a las que se atienden si vuelven, por el contrario, si no hay concertación queda a consideración de las partes decidir cuánto quieren sacrificar su integridad emocional por estar junto a esa persona que no da su brazo a torcer.
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